Al obtenerse los injertos de las áreas posterior y lateral de la cabeza, genéticamente programados para crecer toda la vida al poseer receptores hormonales que no se ven afectados por la hiperactividad enzimática, se logra que una vez injertados en otras áreas no caigan y continúen creciendo normalmente.
Para poder llevar a cabo este tipo de extracción de unidades foliculares, es necesario el rasurado de la cabeza, ya que esta es la medida de pelo idónea. No obstante, existen excepciones, casos que permiten, por la longitud del pelo que llevan, que el rasurado no sea total sino parcial o incluso local (flaps o “cortinillas”). Este es el caso, por ejemplo, de las mujeres. Resulta impensable para una mujer que se rasure la cabeza, aunque sea para solucionar un problema que le preocupa como es la alopecia.
También existen casos que, por cuestión laboral o social, no se pueden permitir un cambio tan radical de su imagen, incluso porque en muchas ocasiones, ni tan siquiera quieren que la gente de su alrededor sepa que se han realizado un trasplante de pelo.
Existen 3 formas de afrontar el rasurado:
Rasurado total: se rasura todo el cuero cabelludo. Es el rasurado de elección.
Rasurado parcial: se rasura sólo la zona donante, dejando la zona anterior y superior con el mismo aspecto. Esto permite igualar el corte de pelo transcurridos unos días, con lo que el cambio de imagen no es tan radical como en el primer caso.
Flaps o cortinillas: se rasuran fragmentos de la zona donante, con lo que el pelo largo cae por encima de dichas zonas y lo disimula totalmente. De elección en mujeres.
El cabello injertado no se vuelve a caer y este dura toda la vida.
Todos nuestros procedimientos son realizados con anestesia local. Estarás consciente mientras escuchas música, interactúas con el doctor o simplemente descansas.